29-11-12 Lido, Murano y Venecia
Amanece nublado, con algo de sol, y aspecto de ir a hacer un día maravilloso. La luz es preciosa y hace que las vistas de la Plaza de S. Marco, que tenemos al otro lado de la laguna, aparezcan poco a poco y podamos disfrutar haciendo fotos desde la sala del desayuno, que resulta insuperable con ese marco.
-Vistas desde el hotel-
Con un agradable paseo desde el hotel, llegamos a la playa del Lido. Ya con pleno sol y un mar precioso nos resultaba casi increíble pensar que estábamos en Venecia. Es lo bueno que tiene el alojarse en el Lido y tener el mar tan cerca; tienes la combinación perfecta: una ciudad de ensueño, y una playa y un mar impresionantes. Alguna pareja paseando, y una familia de la que el padre estaba bañándose, eran los pocos que había por la playa. Aún era temprano, el día era precioso pero frío, y con la marea tan alta que había habido esa noche quedaba aún poca arena a la vista para pasear.
El Lido es una extensión de costa de 11km. que forma una barrera entre Venecia y el mar abierto. Antes del finales del XIX el Lido era un paraiso para los románticos decimonónicos que residían en Venecia; Byron y Shelley se bañaron en sus aguas. A principios del XX se convirtió en uno de los lugares turísticos más elegantes de Europa. Tiene un conocido Casino, y se llena de glamour durante el Festival Internacional de Cine
Llegamos hasta el hotel Des Bains, en el que se rodó la película «Muerte en Venecia», que estaba cerrado por obras y, frente a él, la playa acotada como privada y llena de feas casetas rectangulares en hileras, daba un aspecto bastante triste a la zona.
Desde la playa volvimos recorriendo las calles del Lido. Es un pueblo pequeño, elegante y residencial, con agradables calles bordeadas de palacetes modernistas todos con cuidados jardines. Tiene bastantes hoteles pequeños en algunas de estas villas modernistas (como el Ville delle Palme, en que nos alojamos en otra ocasión, o el Villa Laguna en el que estábamos) y, otros, medianos con aspecto bastante selecto.Un par de canales lo cruzan. Hay tiendas de barrio en la calle que bordea el cana y, sobre todo, tiendas más modernas, bares, restaurantes y supermercados en Sta. Mª Elisabetta, la calle principal que va desde la laguna al mar. Entre sus habitantes, predominan los mayores con aspecto de clase media alta y de vida relajada. A nosotros nos parece un lugar precioso para vivir, con solo una pega: su clima en invierno, que es muy húmedo y frío.
Volvimos hacia la parada de los vaporettos para ir a Fondamenta Nuove. Queríamos empezar el paseo por el barrio de Cannaregio. Está situado en el norte y es una zona muy tranquila, a excepción de la zona de la estación y un par de calles.En este barrio se puede apreciar la vida diaria y normal de los venecianos. Incluso tiene jardines y huertos tras algunas vallas, lo que es difícil encontrar en Venecia. Canne significa junco, el nombre de Cannaregio deriva probablemente de la zona pantanosa que cubría la parte norte de Venecia. Los principales puntos turísticos son el Ghetto y la iglesia gótica de la Madonna dell’Orto.
Tras bajar del vaporetto, pasamos por il Gesuiti, con su fachada impresionante y blanca, que estaba cerrada. Tras cruzar pequeños puentes sobre canales, frecuentes «sottoportegos» que te llevan de una calle a otra, y pasar por colegios que te hacían testigo de la vida «normal» de la ciudad, llegamos al Campo dei Mori, con sus figuras orientales esculpidas en las esquinas. Son mercaderes con turbantes; se dicen que son de la familia Mastelli que llegaron a Venecia en el s. XII, procedentes del Peloponeso (Morea, de allí Mori), y la trasera de su palacio da a esta paza. Allí también está la casa de Tintoretto, situada junto al canal, frente a un mercader con turbante. Continuamos hasta la Madonna dell’Orto, preciosa iglesia gótica con obras de Tintoretto. Orto significa «huerto», y en la zona aún queda alguno.
Desde allí, hasta calle Terá de S. Leonardo en dónde comimos en el restaurante-freiduria «Da Luca e Fred»: Lasagna muy buena; Zuppa: muy buena; Tapa de calamares fritos, Volpette de melanzane (una especie de croqueta grande de berengena) y Tapa de Bacalá rebozado, resultaron solamente medio buenos. Con vino véneto de la casa, pagamos 29,30.
Llegamos hasta Ponte Guglie en dónde cogimos el vaporetto 4.1 para volver a Murano y, allí, hasta Sta. María y Donato que estaba cerrada el otro día, aunque ya la visitamos varias veces en otros viajes. Es una basilica veneto-bizantina, fundada en el s.VII y reconstruida en su forma actual en el s. XII.Tiene una arquitectura impactante y llamativa,con un abside con columnas que da al canal, y un mosaico bizantino por encima de éste, con una Madonna de pié, sobre un fondo dorado, que es impresionante. Dstaca su pavimento de mosaico del s. XII, decorado con motivos ornamentales y animales simbólicos. Merece la pena volver a verla cada vez que se viene a Venecia.
Volvemos a Ferrovia con el vaporetto 3, que va desde la laguna al Canal de Cannaregio. Caminamos por calle Río Terá, Strada Nova, Puente de Rialto, y las calles «típicas» hasta llegar a la Plaza de S. Marco.
Las sirenas sonaban avisando del comienzo del «Aqua Alta» y los operarios ya estaban poniendo las pasarelas por la plaza de S.Marco y la Riva degli Schiavoni.
En S. Zaccaria vaporetto hasta el Lido, y enseguida a nuestro hotel, que ya nos pedía el cuerpo un descanso.